"SIN TRANSFORMARNOS, NOS DERROTAN"
- Colectivos Progresistas
- 13 ago 2024
- 5 Min. de lectura
En medio de la arremetida neoliberal y de la derecha autoritaria, las organizaciones sociales convocaron al progresismo y a las izquierdas a la unidad, como una garantía de triunfo en las próximas elecciones presidenciales, al Parlamento Andino y a la Asamblea Nacional.

1.- Este proceso, a pesar del intento frustrado de torpedearle desde adentro y el ataque continúo de la prensa comercial, de los voceros gubernamentales y de la derecha en el poder, cerro acuerdos en torno a: un compromiso de no agresión, identificación de ocho ejes programáticos sobre los cuales construir el programa común, conformar una mesa permanente de diálogo político, avanzar en el proceso de unidad, y respetar la autonomía de cada organización y movimiento para desarrollar sus procesos internos.
Con seguridad habrá acuerdo sobre un programa mínimo, y los escollos a vencer se centrarán en la ampliación de la unidad, superando el llamamiento únicamente a las izquierdas, la conformación del binomio y las listas de asambleístas.
La unidad se pondrá a prueba, requiriéndose OBJETIVIDAD para comprender las demandas de cada organización/movimiento; CERTEZA en torno a lo que se convenga, el impulso y desarrollo del acuerdo, aun cuando no triunfen nuestras tesis; DESPRENDIMIENTO, para aceptar que nuestro interlocutor tiene mejores razones, y que algunos o muchos de los candidatos ofrecen mejores perspectivas para aglutinar y sumar a distintos; VISIÓN ESTRATÉGICA, para elaborar un programa realista, incluyente, participativo, para diseñar una campaña alegre, propositiva, que garantice la derrota del proyecto neoliberal, y la permanencia de nuestro proyecto en el trascurso del tiempo.
2.- Con este significativo acuerdo, la RC este 10 de agosto dio a conocer la integración de su binomio presidencial, la lista de asambleísta al Parlamento Andino, y los primeros candidatos a la Asamblea Nacional, y de las listas provinciales.
Mientras esto se debate entre el comité coordinador de las organizaciones sociales y los delegados de los partidos/movimientos, al interior de la RC y los colectivos satelitales se desata una línea cuestionadora en trono a la conformación del binomio y las listas de asambleístas.
El mayor cuestionamiento es al candidato a la vicepresidencia, y el mismo tiene como soporte, el desafecto al candidato, la opción de otro nombre, la traición en ciernes, su participación en el gobierno de Moreno, que apoyo la consulta del 7 veces SI, y que debe optarse por militantes comprometidos.
Ninguna duda está referida, a su capacidad profesional, al éxito en su gestión al frente del Ministerio de Finanzas, y del Banco Central, a su trayectoria militante en la izquierda desde temprana edad, su cercanía con las organizaciones sociales, la coordinación del grupo de economista del ALBA, su gestión transparente, libre de cualquier imputación, la coordinación en Pichincha de la campaña de Arauz, o las sostenidas propuestas para salir de la crisis económica, de salud, institucional, de seguridad y educativa. Ninguno dimensiona peor valora que los cuestionamientos de Diego Borja fueron públicos, dichos a tiempo, y que hoy han sido superados, porque lo importante es ampliar nuestro espacio de influencia y captar votos fuera de la RC.
Tras el aparente purismo cuestionador, se esconden actores que buscan que la unidad fracase, en favor de sus intereses personales o de grupo; hay un dogmatismo excluyente, que se considera dueño de la verdad y que se niega a dar crédito a cualquier otra postura; un infantilismo de izquierda, que se deja manipular del discurso de derechas y sueña con “una revolución armada” de los 70, una postura hegemónica, que se resiste a compartir espacios, que desdeña la presencia y actividad de otros actores; y una crítica sin fundamento ni argumentos, que no se soporta en hechos, que no ve más allá de sus narices, que se siente feliz de “a nombre de ejercer la libertad de expresión”, poder contradecir, increpar, descalificar a personas, candidatos, dirigentes y espacios orgánicos.
3.- La mejor contribución al proceso de unidad debe verse reflejada en el fortalecimiento de cada uno de nuestros espacios de actuación, en la introspección de nuestro accionar, que nos lleve a entender que todo recorrido tiene aciertos y traspiés, que somos seres imperfectos con capacidad de asimilar las derrotas y levantarnos una y otra vez, siendo mejores.
Si no entendemos que requerimos de una escucha activa, que necesitamos ser empáticos y abiertos a otras voces y ofrecer salidas a la crisis, que debemos llegar con fuerza y buenas razones a la mesa de negociación, le hacemos un flaco favor a la unidad, y abrimos las puertas para que nos infiltren y nos dividan.
4.- Con el mismo ánimo positivo y propositivo considero que, debe revisarse la lista de asambleístas por el Azuay. Considerando que, la perdida de influencia y protagonismo, entre otros factores, obedece a la existencia de direcciones autoritarias y excluyentes, falta de liderazgo, incapacidad de ofrecer alternativas, perdida de derechos de militantes y adherentes, lutilización maniquea de los colectivos, falta de democracia interna, designación de las representaciones de forma vertical, falta de credibilidad, y la casi nula capacidad de consensuar, incorporar, unir, e incluir.
Un amplio sector, sino el mayoritario, viene solicitando que existan elecciones internas, en pleno ejercicio de igualdad, aplicación de derechos y funcionamiento de la democracia interna. Se demanda que, los directivos cumplan el período para el cual fueron designados, acaten la prohibición emanada de la dirección nacional, y no utilicen su designación como trampolín político.
Si tienen fuerza y representatividad, exhiben en un debate interno, una propuesta legislativa que seduce, con seguridad se ratificará su escogitamiento, alcanzando legitimidad y la adhesión de todos.
La desafección a las candidaturas y la forma de su nominación, van a generar división interna, ahondar el descontento, y con seguridad, un apoyo de brazos caídos.
5.- Les invito a perder el miedo, a entender que el mismo, es una creación de nuestra mente, y que, para vencerlo, debemos habilitar un camino que nos permita ser sujetos de transformación.
Si abrazamos una causa, producto de nuestro compromiso y afecto hacia los demás, le cerramos el paso al miedo y la desesperanza.
Hagamos un alto a la línea de nuestro tiempo, despojemos momentáneamente de un pasado que nos agobia y de un futuro incierto, para vivir un presente que nos ilusione, que nos convoca, que nos transmite alegría, que nos hace inmunes al odio, y nos coloca presentes y atentos en la escucha a nuestro interlocutor.
Necesitamos dotarnos de una dosis de humildad, para no poner el ego por delante, para recibir sin resistencia, para entender y acordar, lo que hoy necesitamos para salvar la Patria.
Tenemos que entender que, lo que pensamos afecta a lo que sentimos, y que lo que expresamos, nuestra palabra, tiene la capacidad de sanar o enfermarnos, por ello, hace falta despojarnos de pensamientos negativos, perturbadores, que nos afectan igual que a nuestro entorno. No podemos utilizar la palabra como queramos, tenemos que reconocer que ella tiene el poder de influenciar, pero que, así mismo, ese poder viene acompañado de una responsabilidad, que nos impone, estar vigilantes respecto de lo que pensamos y decimos.
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