"LA ESPERANZA ESTA DE PIE"
- Colectivos Progresistas
- 4 ago 2024
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1.- El encuentro de la Casa de la Cultura, convocado por las organizaciones sociales a sectores del progresismo y de la izquierda, tuvo una feliz realización, contrario a quienes apostaban porque no se efectuaría, y que las diferencias ideológicas y el accionar político de las distintas fuerzas y movimientos terminarían dinamitando la unidad.
De los movimientos políticos convocados, no asistió la Izquierda Democrática, y luego del evento, se autoexcluyo la Unidad Popular, que al interior del evento fue severamente llamada la atención por todos los asistentes, que desaprobaban la intervención de Natacha Rojas, quien sin un mínimo de autocrítica condenaba a la Revolución Ciudadana.
Desde la coordinación de las fuerzas convocantes y desde la representación de las organizaciones sociales y políticas, primó el espíritu de unidad y la necesidad de superar la confrontación, el odio, la descalificación, el interés particular o de grupo. Fruto de esta postura, se alcanzaron cinco acuerdos, y se dejaron establecidos algunos temas en torno a un programa común.
Los acuerdos se concentraron en: Trabajar en una propuesta estratégica; no agresión entre las organizaciones y movimientos que impulsan la unidad; apoyo y votación en favor de la fuerza política de la unidad que acceda a la segunda vuelta; elaborar para las elecciones del 2025, una propuesta de acuerdos mínimos; e, integrar una comisión, para elaborar el programa, y otra, para concertar en torno a las candidaturas, en un tiempo no menor a los cinco días.
2.- Durante mucho tiempo se ha demandado que, la unidad no sea un acuerdo entre las dirigencias de los partidos y movimientos políticos, que su contenido no abunde en describir la realidad, sino en la incorporación del tejido social y su representación territorial, así como que, las propuestas den cuenta de las reales demandas y aspiraciones de los diversos sectores sociales, gremiales, culturales, económicos, así como de los espacios de gobernanza local y regional. Las propuestas, no son un listado de buenas intenciones, deben convertirse en respuestas positivas que garanticen y amplíen derechos, en políticas públicas, en el encuentro solidario y el compromiso de todos con el país y su desarrollo soberano.
3.- Si la exigencia es mayor presencia y protagonismo de los organismos de base, como en verdad ha acontecido, de nuestra parte debemos realizar todos los esfuerzos y todas las acciones para apuntalar el proceso de unidad en los territorios. Corresponde respetar a nuestros aliados, su dirigencia, su estructura interna y sus acciones de lucha, a ese 52% de la población que voto por Noboa considerando que se encontraba mejor representado en ese tipo de gobierno, teniendo siempre presente que, la población no es culpable de los efectos de la propaganda engañosa y sistemática, que el culpable es, el sistema y modelo que aprovecha de sus condiciones de exclusión, falta de participación, oportunidad, miedo y desesperanza.
La unidad, es entre distintos, la unidad, opera en medio de la diversidad, la unidad, implica ceder, tener empatía con el otro, ser tolerantes, y disponer la capacidad de acordar.
4.- Romper el odio, la polarización, la descalificación, el hegemonismo, y encontrarnos como iguales, fue el primer logro que alcanzo el encuentro unitario, este mismo espíritu debe conservarse en todos los niveles que nos toque actuar. Respetar a nuestro aliado es fundamental, no son un agregado, son actores con derechos y obligaciones, que no solo buscan acordar un binomio único que nos represente, se encuentran comprometidos en elaborar las bases de un programa, que supere las elecciones del 2025, y apunte a acuerdos estratégicos, defendidos por todos, con o sin candidatos unitarios, porque están orientados a: La defensa de la Constitución del 2008; reconstruir el tejido social y la arquitectura institucional estatal, fortalecer el estado de derechos y bienestar, satisfacer las justas y crecientes demandas de los movimientos de mujeres, de jóvenes, ambientalistas, y de las nacionalidades ( sentar las bases del estado plurinacional), enfrentar el estado de seguridad nacional, e impulsar una política externa, soberana y de integración de la Patria grande.
5.- Es imperioso que la propuesta unitaria, sea un documento programático, que siente las bases del mandato del campo popular, de la unidad de la izquierda y el progresismo, defina el carácter de gobierno, los modelos en disputa, y reivindique la presencia de la izquierda. Debe recoger, los acuerdos sobre la integración de los equipos de gobierno, la conformación de la Asamblea Nacional y la convocatoria a una constituyente.
La unidad, debe centrarse en lo que estamos de acuerdo para este momento histórico, que de ninguna manera resuelve nuestras disputas internas, y debe ser parte de nuestro ADN, que no apoyamos siglas ni a un candidato, si no asume nuestras propuestas y se comprometa a su pleno cumplimiento.
Como nos han regresado a los 90, vuelven a tener vigencia muchas de las reivindicaciones históricas que dieron origen al gobierno del 2006 y la Constitución del 2008.
6.- Debemos apostar para que, en la labor legislativa, la acción fiscalizadora sea firme, oportuna, razonada, correctiva y no sólo reactiva; para que las leyes profundicen y garanticen los derechos, sostengan un modelo de desarrollo amigable con la naturaleza, inclusivo, participativo, que abogue por la presencia reguladora y de planificación del estado, que promueva y respete la independencia de todas las funciones y la institucionalidad democrática, que fortalezca la autonomía y descentralización de las regiones y de los gobiernos seccionales, que apueste por ciudades y territorios resilientes, inteligentes, articuladores de las distintas fuerzas productivas, que promuevan las artes y la cultura, el turismo, que defiendan el patrimonio natural, cultural, gastronómico e histórico, y que acompañe una acción gubernamental y seccional de infraestructura física, sanitaria, educativa, y de servicios, necesaria para el buen vivir.
Finalmente, abogamos también, por ciudades competitivas, que garanticen los derechos de sus ciudadanos, que protejan las cuencas hídricas y defiendan los derechos de la naturaleza., y una legislación menos abultada y engorrosa, de calidad, codificadora, con seguimiento respecto de su eficacia y aplicación.
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