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CRISIS EN LA RELACIÓN DE LAS ORGANIZACIONES SOCIALES CON LOS LOS PARTIDOS POLÍTICOS

  • Foto del escritor: Colectivos Progresistas
    Colectivos Progresistas
  • 13 dic 2024
  • 3 Min. de lectura

1.- En el contexto de un nuevo proceso electoral, se evidencia un distanciamiento e incluso un divorcio entre los movimientos sociales y los partidos políticos. La mayor fuerza político-electoral, Revolución Ciudadana (RC), no logró un acuerdo con la mayor fuerza social, CONAIE, debido a intereses divergentes para las elecciones presidenciales y la Asamblea Nacional, a plataformas de lucha distintas y a liderazgos que priorizan intereses grupales sobre la unidad.

CRISIS EN LA RELACIÓN DE LAS ORGANIZACIONES SOCIALES C0N LOS LOS PARTIDOS POLÍTICOS
Pedro Cornejo Calderón - Analista Político

Pese a los esfuerzos de las organizaciones sociales y populares por convocar a fuerzas progresistas y de las izquierdas, no se alcanzó a suscribir un documento de acuerdos mínimos. Como resultado, las fuerzas políticas inscribieron candidaturas de manera independiente, mientras que las organizaciones sociales se agruparon en dos espacios principales: Poder Popular y Pacto por la Patria. Estas entidades buscan promover la unidad, evitar agresiones entre grupos afines, apoyar a fuerzas progresistas en la segunda vuelta electoral, constituirse en espacios de participación y control al gobierno electo, y a largo plazo la conformación de un Bloque Histórico Popular con miras a una transformación de la sociedad ecuatoriana.


2.- Entre los elementos que marcan las diferencias y que expresan la crisis en su relacionamiento, las principales a nuestro juicio son:


2.1. Desvinculación entre intereses:

• Los partidos y movimientos políticos representan intereses corporativos antes que el interés común.

• Carecen de incentivos para capacitar a sus miembros, promover la democracia interna y garantizar elecciones libres de sus dirigentes y representantes a elección popular.

• Los partidos prefieren movimientos sociales dependientes o clientelares, en lugar de organizaciones autónomas.


2.2. Demandas divergentes:

 Las organizaciones sociales exigen garantizar derechos, mayores recursos para la producción, educación, salud y seguridad.

 Los movimientos indígenas y campesinos demandan profundizar el estado plurinacional, impulsar la reforma agraria y garantizar crédito productivo.

 Los partidos, en contraste, priorizan programas de gobierno alineados con modelos económicos que no siempre responden a estas demandas.


2.3. Crisis de seguridad:

 Los partidos promueven leyes represivas, mientras las organizaciones defienden mayor inversión en el desarrollo y bienestar colectivos.


2.4. Persecución y desprestigio:

 Las organizaciones sociales y sus dirigentes han enfrentado persecución y proscripción política.

 Las luchas sociales han sido estigmatizadas, limitando su capacidad organizativa y de movilización.


2.5. Modelos opuestos:

 Las organizaciones sociales rechazan el modelo neoliberal, aspirando al cambio estructural. En cambio, algunos partidos se derechizan o adoptan posiciones centristas para evitar perder electores.

 Las organizaciones buscan formas organizativas propias, centradas en el territorio y en la construcción de un contra poder social. Los partidos y movimientos apuestan a estructuras electorales.


2.6. Defensa de la naturaleza:

 Mientras las organizaciones abogan por la soberanía alimentaria y energética, el derecho al agua y oposición a la minería, los partidos apoyan la actividad extractivista con soluciones puntuales y de corto plazo.


3.- La relación entre las organizaciones sociales y los partidos políticos atraviesa una crisis que refleja diferencias en liderazgos, agendas y objetivos. Las organizaciones buscan promover cambios estructurales y defender intereses colectivos, mientras que los partidos políticos se alinean con intereses corporativos y promueven programas que no representan plenamente a los sectores populares.

Para superar esta crisis, es fundamental:

3.1 Replantear el liderazgo: Adoptando unos que representen a las mayorías y no intereses personales o corporativos.

3.2 Construir acuerdos mínimos: Generando espacios de diálogo que prioricen demandas comunes como salud, educación, seguridad, soberanía alimentaria y soberanía energética.

3.3. Fortalecer la institucionalidad: Exigiendo la plena vigencia de la Constitución, la participación y control social de las organizaciones en la definición de políticas públicas.

3.4. Defender la naturaleza y derechos colectivos: Promoviendo una agenda sostenible que articule las luchas sociales con las demandas ambientales.


En este escenario, la búsqueda de unidad y estrategias de largo plazo será clave para fortalecer la democracia y garantizar que las demandas sociales sean escuchadas y representadas. Las organizaciones deben mantener su autonomía y continuar construyendo liderazgos y estructuras que respondan a las necesidades del país.


Pedro Conejo Calderón

Cuenca, 13/12/2024


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