EL ARTE DE HACERSE “EL ZORRO MUERTO” COMO ESTRATEGIA PARA SUPERAR LA CRISIS
- Colectivos Progresistas
- 20 nov 2024
- 3 Min. de lectura
El gobierno actual enfrenta un desgaste significativo en su credibilidad y aceptación pública. La crisis económica, energética y de seguridad, lejos de ser resuelta, lo ha puesto en el centro de una tormenta política y social que parece no tener fin.

Sin embargo, pese a las dificultades, el gobierno ha logrado mantenerse como una de las opciones viables para las próximas elecciones presidenciales. Este equilibrio frágil, basado en narrativas estratégicas y maniobras comunicacionales, revela una táctica clara: aprovechar la crisis para reconfigurar el escenario político y proyectarse como la mejor alternativa frente al "viejo país".
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La estrategia del gobierno gira en torno a cargar la responsabilidad de la crisis al correísmo y a los gobiernos de Moreno y Lasso. Esta narrativa busca vincular a estos actores con el "viejo país", un símbolo de corrupción, obras mal ejecutadas y una gestión pública que habría llevado al colapso actual. En contraste, el gobierno se presenta como un actor comprometido con enfrentar las raíces de la crisis, combatiendo la narcopolítica, la impunidad y la falta de transparencia.
La violencia y el caos social se justifican bajo el discurso de una respuesta necesaria al narcotráfico, mientras que la crisis energética se explica como el resultado de una matriz energética mal diseñada, dependiente de las lluvias y sin diversificación. Estas tesis buscan no solo desviar la atención de las propias falencias gubernamentales, sino también posicionar al gobierno como un actor dispuesto a tomar decisiones difíciles para corregir el rumbo.
El control de la narrativa comunicacional y el resguardo del capital político
El gobierno ha demostrado una notable habilidad para manejar dos frentes comunicacionales. Por un lado, utiliza la prensa tradicional, escrita y radial, que amplifica su discurso hacia un público mayor y más conservador, ocultando sus errores a través de la defensa de intereses corporativos o el respaldo implícito que brinda la pauta estatal. Por otro lado, aprovecha las redes sociales para llegar a los jóvenes votantes, adaptándose a un algoritmo que promueve valores neoliberales: el individualismo, la libertad sin consecuencias, el rechazo a la política tradicional y la exaltación del empresariado.
Este doble enfoque no solo le permite consolidar su base, sino también influir en segmentos clave del electorado, presentándose como un gobierno que, aunque débil en apariencia, está comprometido con dar respuestas puntuales a demandas específicas. Ejemplos de esto son medidas populistas como el no pago a un rango del consumo eléctrico, becas a estudiantes y bonos por el primer empleo, claro habrá que esperar a ver si cumple.
La aventura de superar la crisis energética
El gobierno aparenta debilidad e inacción, pero esta postura es parte de un cálculo político. La inversión significativa en la solución de la crisis energética es su carta más fuerte para revertir la percepción pública. Si logra superar este desafío, podría capitalizar políticamente la narrativa de ser un gobierno capaz de resolver problemas estructurales, en contraste con la "incapacidad y corrupción" de sus predecesores.
Este enfoque tiene un objetivo claro: mantener el voto anticorreísta y minimizar la influencia de otras fuerzas políticas, consolidando una elección polarizada que lo posiciona como la única opción viable frente al regreso del "viejo país".
Oposición fragmentada y sin respuesta
Mientras el gobierno despliega su estrategia, la oposición se muestra fragmentada, carente de una narrativa persuasiva. No ha logrado construir un discurso coherente que conecte con el electorado, ni tampoco aprovechar el desapego ciudadano hacia la política para canalizar el descontento. Esto deja el campo libre para que el gobierno controle el debate público y refuerce su posición, incluso en medio de la crisis.
Jugando a " el zorro muerto"
El gobierno, consciente del desapego ciudadano hacia la política, utiliza la crisis como una herramienta para demostrar que es capaz de tomar decisiones y generar cambios, incluso a costa de medidas impopulares o discursos polarizantes. La táctica de hacerse el "zorro muerto" —aparentando debilidad para sorprender en el momento oportuno— se evidencia en su apuesta por resolver la crisis energética, buscando consolidarse como la opción más confiable en los electores
En conclusión, el gobierno aprovecha la crisis para reconfigurar el escenario político y proyectarse como un actor capaz y comprometido, pese a las críticas. Su estrategia comunicacional, su manejo de narrativas y su cálculo político le permiten mantener su relevancia, a la espera de un momento decisivo que podría definir su permanencia en el poder. La pregunta clave es si el electorado verá más allá del discurso oficial, exigiendo respuestas estructurales en lugar de soluciones parciales y tácticas y si la alternativa política al modelo neoliberal es capaz de empatizar con el votante y estructurar un discurso persuasivo y emotivo.
Quito, noviembre 20 de 2024
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