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"ANTE LA CRISIS: PARTICIPACIÓN, CONTROL SOCIAL Y RESISTENCIA"

  • Foto del escritor: Colectivos Progresistas
    Colectivos Progresistas
  • 18 nov 2024
  • 3 Min. de lectura

En medio de una profunda crisis económica, energética y de seguridad, marcada por la incapacidad y la falta de voluntad política del gobierno para implementar soluciones efectivas, la ciudadanía ha comenzado a reaccionar.

ANTE LA CRISIS: PARTICIPACIÓN, CONTROL SOCIAL Y RESISTENCIA.
Pedro Cornejo Calderón - Analista Político

Este despertar social responde al desencanto con una clase política desconectada de las necesidades del pueblo, alimentada por la percepción de que los intereses gubernamentales están más alineados con los negocios particulares que con el bienestar colectivo. Ante la cercanía de unas elecciones, la participación ciudadana emerge como una herramienta fundamental para expresar demandas, exigir transparencia y vigilar el uso de los recursos públicos.


La inacción del gobierno para abordar problemas como los apagones, la violencia, el desempleo y la falta de inversión en la reactivación económica ha intensificado el descontento social. Los ciudadanos ven con claridad que el aparato estatal no prioriza el cumplimiento de sus responsabilidades, sino que parece enfocado en favorecer intereses privados. Frente a esta realidad, se reafirma la importancia de ejercer control social, denunciar la corrupción y reclamar un acceso equitativo a la justicia, que muchas veces opera bajo intereses particulares.


Toma de conciencia, organización y resistencia como respuesta

Las protestas ciudadanas no solo son expresiones de rechazo a la política gubernamental, sino también actos de resistencia frente a la vulneración de derechos y la pérdida de bienestar. Las movilizaciones surgen como un ejercicio legítimo de organización y autodeterminación, exigiendo un cambio en la gestión estatal y la implementación de políticas públicas coherentes con las necesidades de la población.


La respuesta del gobierno a estas manifestaciones ha sido el uso de la violencia, la deslegitimación y la criminalización. A través de discursos que acusan a los manifestantes de ser parte de grupos desestabilizadores, el gobierno busca desacreditar un movimiento que en esencia es pacífico y reivindicativo. Sin embargo, esta narrativa ignora que estas expresiones son un reflejo del incumplimiento gubernamental de sus deberes de gobernanza y los compromisos de campaña.


El derecho de participación y la acción de control social

La ciudadanía tiene no solo el derecho, sino también la obligación de participar en la vida pública, controlar la gestión estatal y exigir rendición de cuentas. Este derecho se ejerce no solo en las urnas, sino también a través de la organización, la movilización y la denuncia, como medio para expresar inconformidad y demandar correctivos eficaces que respondan a una acción planificadora.


Es imperativo que las instituciones reconozcan el papel del pueblo como actor clave en el diseño, implementación y vigilancia de las políticas públicas. La resistencia y la movilización no son actos de subversión, sino herramientas de lucha por mejores condiciones de vida, seguridad y oportunidades. Criminalizar estas acciones no solo viola derechos fundamentales, sino que refuerza un sistema autoritario que no responde a una convivencia democrática.


La ciudadanía protagonista del cambio

Si el gobierno se muestra incapaz o desinteresado en cambiar el rumbo, el pueblo tiene el poder y la responsabilidad de tomar las riendas del Estado. Este proceso implica una toma de conciencia colectiva y un compromiso con la construcción de un gobierno verdaderamente democrático, inclusivo y enfocado en el bienestar común.


La lucha por la justicia social, la equidad y el progreso no puede depender únicamente de las decisiones de un poder político desconectado. Es momento de que el pueblo se organice, participe activamente y ejerza control sobre las políticas públicas, recordando que el verdadero poder reside en su capacidad de movilizarse y reclamo.


En conclusión, la participación, el control social y la resistencia no son solo derechos fundamentales, sino también herramientas indispensables para construir una sociedad más justa y equitativa. En momentos de crisis, el pueblo tiene la responsabilidad histórica de defender sus derechos y reclamar un futuro mejor. Si el gobierno no escucha, la voz del pueblo debe resonar más fuerte, hasta que se produzca el cambio necesario para recuperar un gobierno del pueblo y para el pueblo.


Pedro Cornejo Calderón

Quito, noviembre 18 de 2024



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