"CRÓNICA DE UN BRUNCH EN CARONDELET"
- Colectivos Progresistas
- 20 sept 2024
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Uno de esos momentos de sinceridad fue el reconocimiento de que el país, y el Gobierno, están en un momento crítico y este les ha encontrado sin los voceros adecuados. Y varios días después un jefe policial ha sido el vivo ejemplo de ello, cuando recomendó a los ciudadanos que ante los programados cortes nocturnos de energía, en caso de peligro hagan sonar un silbato.

Nueve meses después de empezar el gobierno, la secretaria de Comunicación de la Presidencia, Irene Vélez y el ministro de Gobierno, Arturo Félix Wong convocaron a una treintena de directores de medios a Carondelet. En el amplio salón amarillo, sede de muchas otras reuniones de presidentes con los medios, los dos funcionarios reconocieron la necesidad de tender puentes con la prensa, a la que llaman "tradicional" y "digital", es decir todo lo que sea periodismo y no redes sociales. Así, ellos reconocieron, no sin mostrar algo de arrepentimiento, que apostaron todo por Tik Tok y otras plataformas, porque creían que simplemente los mensajes rodarían suavemente hacia un público juvenil ávido de ver al presidente o a la primera dama en actividades, digamos que extracurriculares. Pero los grandes temas y los también urgentes escenarios se discuten tras los micrófonos, los cuadernos de apuntes y las cámaras, en las mesas de redacción.
Ante periodistas que han reportado por décadas "al viejo Ecuador", los dos ministros treintañeros dieron la bienvenida al diálogo. La ministra Vélez confesó que ha sido una lucha que el gabinete acuda a las entrevistas en los medios. Pocos han sido los ministros que han hecho minutos al aire para tratar temas a profundidad o para responder a la coyuntura, como por ejemplo el ministro Roberto Luque. En Carondelet, esa mañana del martes 10 de septiembre, se reconoció el temor de que la prensa los "arrastre" en sus entrevistas, de que les dieran con todo, de que cometan algún error y que eso se viralice (de nuevo con la cabeza en las redes). "Es el miedo al que nos enfrentamos todos los días y lo estamos superando", admitió Vélez, que como el ministro Félix Wong, hicieron demostraciones de sinceridad.
Uno de esos momentos fue el reconocimiento de que el país, y el Gobierno, estaba en un momento crítico que les ha encontrado sin los voceros adecuados. Y varios días después un jefe policial ha sido el vivo ejemplo de ello, cuando recomendó a los ciudadanos que ante los programados cortes nocturnos de energia, en caso de peligro hagan sonar un silbato.
El ministro Wong tiene 36 años de edad y pierde la paciencia fácilmente. Él lo considera una virtud. Su vehemencia lo ha llevado a llamar a un medio radial quiteño para repelar a un experto eléctrico que decía en Radio La Poderosa, de Quito, algo sobre la barcaza y sus dificultades para operar. Al aire y sin filtro, el ministro llamó mentiroso al analista, y también pidió al público oyente a no creer en esas "mentiras" y de paso "recomendó" al periodista que no diera micrófono a analistas como esos, atribuyéndose la calificación de a quién invitan los medios para sus entrevistas. La actuación del viernes 13 por parte del ministro fue calificada de desproporcionada e imprudente, según varios otros analistas, lo cual, dijeron, perjudicó aún más la imagen del gobierno en la crisis eléctrica. Un par de días antes, el ministro había asegurado a Milton Pérez, en Teleamazonas, con su tono enfático, que no habría apagones. Así que la intervención del ministro Félix en La Poderosa resultó, además, infructuosa.
Esa mañana del 10 de septiembre en Carondelet, el ministro dijo a los periodistas, muchos de ellos curtidos en la relación ambivalente con el poder: si yo me equivoco se equivoca el Gobierno, soy el filtro del Presidente. No vamos a amenazar a medio alguno, concedió, y pidió que "sigan guiándonos". Tenemos muchas preguntas y no tenemos todas las respuestas. Tenemos solo dos caminos para el país (no hubo forma de saber cuáles son) y no tenemos margen de error. La gente con la que competimos, dijo, es muy experimentada, pero su conocimiento es para beneficio personal. No explicó de qué gente hablaba y tampoco nadie le preguntó.
La comunicación estratégica del Gobierno tiene problemas. Eso lo reconocieron los dos jóvenes ministros. Los directores de comunicación de los ministerios, empresas públicas e instituciones no están en la línea que se dicta en Carondelet o, peor, arman su propia agenda, no se sintonizan con la Secretaría, no responden a las solicitudes de información o entrevistas de sus respectivos ministerios e instituciones. Un problema no menor que reconoce la secretaria Vélez. Ella reitera que lo que no se verá en este Gobierno es persecución a los medios, y luego suelta una frase: lo máximo que podemos hacer es "no invertir" donde (en los medios) nos dan palo todos los días.
Wong resuma sinceridad a pesar de su permanente ceño fruncido. Se da tiempo para contestar o replicar o aplaudir la mayor parte de las intervenciones de los directores de medios, que pasan del halago al presidente y a estos "buenos muchachos", como los califica Arroba Ditto, director de Radio Sucre, pasando por los regaños de algunos radiodifusores a sus colegas ahí presentes, por "no entender" la importancia del momento y el peligro que corremos si la prensa sigue criticando al régimen, colegas que proponen sumisión absoluta frente a otros que levantan la voz, como en su momento lo hace Carlos Rojas, editor político de Ecuavisa, quien reclama abiertamente que los ministros y funcionarios no aceptan sus pedidos de entrevista, a lo que Wong responde, también frontalmente, que Ecuavisa tiene entre ceja y ceja al Gobierno para criticarlo constantemente, y en la réplica Rojas le habla del derecho a criticar, que los funcionarios no son intocables y que siempre lo hacen con respeto como parte de una política editorial que defiende el derecho de los ciudadanos a saber lo que hacen los gobernantes.
Wong resuma sinceridad. Se da tiempo para contestar o replicar o aplaudir la mayor parte de las intervenciones de los directores de medios, que pasan del halago al presidente y a estos "buenos muchachos", como los califica Arroba Ditto, de Radio Sucre.
Algunas voces se levantan para agradecer la reunión y felicitar que el Gobierno haya "recapacitado" y tienda puentes con los medios tradicionales y digitales. Otras voces, especialmente de radiodifusores, se levantan para "recordarle" al gobierno que no se olvide de las provincias pequeñas cuanto a la publicidad oficial.
Félix Wong habla de que hay muchas realidades que no se han contado por años. Enfila sus dardos a los "dueños del internet" en el Ecuador (que se supone es Tópic pero no lo nombra, y tampoco nadie le pide precisiones), y advierte que el magnate Slim llegó al país secretamente, y que este lo pidió así porque tenemos muy mala fama en México ("imagínense, en México") por la inseguridad pero que se hospedó en el hotel más caro en el centro de Quito y que están negociando para romper el monopolio del internet en el Ecuador (¿de nuevo Tópic?). Y también habla de la vicepresidenta de la República, Verónica Abad y anuncia, como que nada, que su falla y acaso el motivo para su posible destitución es un incumplimiento de funciones, al no haber dado paso a un convenio del Ecuador con Israel para llevar a ese país unos 25.000 jóvenes para que trabajen, "y no ha llevado ninguno". Entre los presentes causa sorpresa esa nueva acusación, otra de las muchas fórmulas que se han ensayado contra Abad, hasta ahora sin éxito. Pero el ministro de Gobierno no abunda en explicaciones y tampoco nadie le pregunta. Días después aparece un nuevo ensayo para deshacerse de Abad, y parte del ministero del Trabajo, que le abrió un trámite administrativo que busca sancionar (¿y destituir) a la vicepresidenta de la República por haberse tardado unos días más de lo burocráticamente permitido para llegar de Israel y Estambul, en una zona de guerra.
La ministra Velez también dice lo suyo ante algunos reclamos de que los directores de comunicación de los ministerios no responden las preguntas de la prensa, a lo cual la secretaria explica las dificultes para alinear a los Dircom, pero, advierte la necesidad de calificar algunas preguntas que se consideran "capciosas". A lo cual se le recordó que entre las atribuciones de los funcionarios no estaba calificar las preguntas de la prensa, pues es un ejercicio de libertad de expresión, pero sobre todo de cumplimiento de la ley: la Ley de Acceso a la Información, que impone deberes a los funcionarios sobre la difusión de información pública y que debe estar en manos de los requerimientos de los ciudadanos.
El diálogo termina tres horas después de comenzado, pero han hablado todos y cada uno de la treintena de directores de medios, en el afán de tener puentes con la prensa y explicar las razones por las cuales no se lo ha hecho mucho antes. Queda claro que se trata de un cambio de estrategia: el gabinete debe acudir a las entrevistas en los medios y afrontar la preguntas aunque no les gusten. Y explicar los actos del Gobierno, la gestión en el país, algo de lo que no se habla lo suficiente, según el oficialismo. Pero varios días después, la mayoría del gabinete presidencial no se daba por enterada de que debe asistir a las convocatorias a las entrevistas. Salvo Félix Wong y la secretaria Vélez que siguen poniendo el cuerpo. Y de ese juego de las escondidas en que estaba la mayoría del gabinete, como por arte de prestidigitación ahora estamos hablando de los temidos apagones, de los silbatos en las noches de inseguridad y en la retorno probable de las bases militares extranjeras para acabar con el crimen organizado.
Fuente: Plan V




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